sábado, 29 de marzo de 2008

PUDO HABER INTERCAMBIO DE VIDA ENTRE MARTE Y LA TIERRA






¡Qué tal!
 
A continuación, una noticia de sumo interés generada en la UNAM, es decir, la Universidad Nacional Autónoma de México .
 
Saludos desde México
 
Marco Anonio G. P.
 
 
PUDO HABER INTERCAMBIO DE VIDA ENTRE MARTE Y LA TIERRA
Para sustentar esta teoría, Rafael Navarro estudia los estromatolitos, comunes en la Tierra hace tres mil 500 millones de años
La biología se rige por leyes físicas y químicas que aplican tanto en Venus, la Tierra y Marte, como en otra galaxia, aseguró Rafael Navarro González, jefe del Laboratorio de Química de Plasmas y Estudios Planetarios del Instituto de Ciencias Nucleares, quien junto con sus colaboradores trabaja con la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) en una de las misiones que tendrán como meta el planeta rojo.
Por lo anterior, es probable que haya vida en muchas partes del universo. En lo que se refiere a nuestro sistema solar, existen otros lugares, aparte de la Tierra, donde pudo o podría haberla. Uno de ellos es Marte, un planeta hoy frío, desértico y con una atmósfera estéril, en el que, sin embargo, hace unos tres mil 500 millones de años fluyó agua líquida, y, como se sabe, la presencia de ésta hace posible el desarrollo de la vida.
Incluso más: Navarro González cree que pudo haber un intercambio de bacterias de un planeta a otro; o sea, no se descarta que la vida hubiese surgido en Marte, que un asteroide haya colisionado contra ese planeta, que rocas de la superficie marciana hayan sido eyectadas al espacio y que éstas transportaran bacterias hasta la Tierra...
Para fundamentar esta teoría, el investigador universitario ha estudiado las comunidades de estromatolitos –los más antiguos parientes de las cianobacterias–, muy comunes en la Tierra hace tres mil 500 millones de años.
"Dicha teoría, conocida con el nombre de panspermia, supone el transporte de vida de un punto del universo a otro. Esto es factible en distancias cortas, de Venus a la Tierra o de la Tierra a Marte, y en no más de un año. No sabemos dónde surgió la vida; pudo ocurrir en Venus, la Tierra o Marte. Contamos con un amplio registro de esa clase de colisiones; por ejemplo, los cráteres de la superficie lunar evidencian un bombardeo intenso", señaló.
Nuevas crónicas marcianas
De acuerdo con Navarro González, hay suficientes evidencias científicas de que en el planeta rojo hubo vida alguna vez.
Al respecto, dice: "Cuando Marte se formó, el Sol emitía 25 por ciento menos luz que ahora; además, debemos considerar que está más alejado del Sol que la Tierra. Pero, debido a la presencia de gases de efecto invernadero en su atmósfera, que no dejaban escapar el calor generado por la absorción de la luz solar, el agua de los ríos y océanos marcianos no se congeló."
Con el tiempo, el Sol empezó a emitir más luz y llegó a su madurez. Buena parte del dióxido de carbono que había en la atmósfera marciana se convirtió, entonces, en rocas con abundantes carbonatos; así, al haber menos dióxido de carbono, el efecto invernadero se debilitó y como consecuencia se presentó un cambio de clima. Marte, finalmente, perdió su atmósfera y se congeló (el Sol, aunque se hizo más luminoso, no le aportaba suficiente luz).
E XPERIMENTO EN EL P ICO DE O RIZABA
En 1998, Navarro González comenzó a estudiar las condiciones biológicas del Pico de Orizaba, donde ha colocado estaciones de monitoreo climático y colectado muestras de suelo para analizarlas desde el punto de vista químico, edafológico y bacteriano.
Casi una década después ha llegado a la conclusión de que "la clave para entender por qué se colapsa la línea del bosque en el Pico de Orizaba, o en cualquier montaña a cierta altura, es que allí, debido a las bajas temperaturas, las bacterias no logran convertir el nitrógeno atmosférico en compuestos asimilables del mismo".
En septiembre de 2007 realizó un experimento en el Pico de Orizaba, que consistió en sembrar –desde el lindero del bosque hasta la parte más alta a la que se puede llegar (unos cuatro mil 500 metros )– mil plántulas de un pino endémico de esa zona llamado Hartwegii, donadas por el vivero de Tulyehualco.
"Por el actual cambio climático, la temperatura en la Tierra ha aumentado 0.6° C. Pero bien podría alcanzar 4 ó 5° más a mediados de este siglo, lo que traería como consecuencia el derretimiento de los glaciares. Por lo que se refiere a los bosques, podrán crecer en zonas más altas. Eso es lo que queremos estudiar con este experimento. Vamos a sembrar pinos y determinaremos hasta dónde puede llegar el bosque en el volcán", explicó el investigador.
No sabemos si la vida en Marte desapareció total o parcialmente –apuntó el experto–. Por eso necesitamos ir a ese planeta y estudiarlo; es probable que haya vida microbiana confinada en las profundidades de su corteza.
Misiones
La NASA ya trabaja para conquistar Marte. Si no enfrenta ningún contratiempo, la misión Phoenix Mars, que despegó en agosto pasado, llegará al polo norte marciano en marzo de 2008. Su objetivo es encontrar evidencia de agua congelada en el subsuelo del planeta rojo; también intentará detectar allí la presencia de minerales como carbonatos.
Otra misión, denominada Mobile Mars Science Laboratory, partirá en 2009. En ella participará Navarro González con científicos de Estados Unidos y Francia. Llevará, entre otros equipos, un robot más grande que los utilizados anteriormente y un espectrómetro de masas con cromatografía de gases que permitirá detectar la presencia de material orgánico, de origen biológico o químico, en la atmósfera y el suelo marcianos.
La Agencia Espacial Europea proyecta otra misión a Marte en 2011 y la NASA otra más en 2016; en esta última se incluirán varios robóts que, a diferencia de las expediciones anteriores, harán análisis in situ ; además, se tiene pensado que uno de ellos recolecte rocas y las envíe de regreso a nuestro planeta en un cohete. Si se logra esto, y pueden analizarse las rocas marcianas con las técnicas de que disponen los científicos en la Tierra, habría muchas posibilidades de resolver la incógnita de si hay o no vida en el planeta rojo. Finalmente, la primera misión tripulada a Marte (viajarían cinco astronautas) está prevista para 2030.
L ABORATORIO ÚNICO EN SU GÉNERO EN AL
Luego de la repatriación de Navarro González en 1992, el Conacyt y la UNAM le ofrecieron un apoyo extraordinario para montar el Laboratorio de Química de Plasmas y Estudios Planetarios, único en su género en Latinoamérica. Desde 1996, dicho laboratorio cuenta con un equipo que sólo tienen otros cuatro espacios similares en el resto del mundo.
"Nuestro trabajo dio resultados muy rápidamente, y fuimos invitados a colaborar con la NASA para resolver algunas cuestiones atmosféricas –dijo Navarro González–. Esa colaboración motivó otras invitaciones, lo cual nos ha permitido posicionarnos en un buen nivel de investigación mundial. Posteriormente, la misma agencia nos invitó a estudiar ambientes extremos, como el desierto de Atacama, en Chile. En éste encontramos una región parecida a Marte, donde no hay microorganismos ni materia orgánica, y el suelo es muy reactivo. Como uno de los objetivos de la NASA es buscar vida en Marte, se interesó en esa región para probar sus instrumentos. Cuando reportamos en la prestigiada revista Science el hallazgo de una zona estéril en la Tierra que se parece a Marte, otro grupo de la NASA y de la Agencia Espacial Francesa se interesaron en mi trabajo y me invitaron a formar parte de su grupo de asesores para planear una misión al planeta rojo."
"Seguramente tardaremos lo que queda de la primera mitad de este siglo para saber si hay o no vida en la superficie del planeta rojo. Aun así, si no encontramos vida o evidencia fósil de ésta, tenemos la gran oportunidad de cambiar el clima marciano. Vamos a liberar gases de efecto invernadero, los gases que tuvo Marte en el pasado. De ese modo, la radiación solar quedará atrapada, subirá la temperatura, probablemente a cerca de 0° C, y entonces el agua ahora congelada en los polos y en el subsuelo se derretirá y formará de nuevo los océanos marcianos", aseguró el investigador.
Siembra de árboles
Cerca del Monte Olympus, el volcán más alto no sólo de Marte, sino también de todo el sistema solar, con una altura aproximada de 27 kilómetros , se localiza una región donde se cree que estuvo uno de los océanos marcianos.
Lo podríamos volver a ver si liberamos gases de efecto invernadero en la atmósfera del planeta rojo, sostuvo Navarro González. "Una vez que se haya alcanzado el clima adecuado, habrá que introducir cianobacterias que empezarán a realizar la fotosíntesis, utilizando dióxido de carbono y luz solar. Como subproducto de esta fotosíntesis, se liberará oxígeno. Con el tiempo tendremos una atmósfera respirable para los seres humanos. También será importante sembrar árboles".
Para alcanzar este objetivo, el investigador universitario, en colaboración con científicos de Estados Unidos y Francia, estudia la vegetación del Pico de Orizaba, la tercera montaña más alta de Norteamérica. "Necesitábamos una montaña cerca del ecuador. ¿Por qué? Porque cuando cambiemos el clima de Marte, la temperatura más alta se encontrará en su ecuador, aunque será más baja que la del terrestre. El clima y el suelo del Pico de Orizaba son parecidos a los que suponemos podrá tener Marte en el futuro", afirmó Navarro González.
Algo importante es que el bosque del Pico de Orizaba llega a cuatro mil 200 metros de altura, lo que lo convierte en el más alto del mundo. Esto ayudará a los investigadores a estudiar el comportamiento vegetal. Como se sabe, las montañas ubicadas en los polos terráqueos carecen de bosque; sólo en su base, cerca del nivel del mar, crecen árboles, y a medida que se avanza hacia al ecuador, las montañas se pueblan de ellos.
"Una de las tareas en las que nos hemos concentrado durante los últimos años es tratar de entender qué delimita el bosque del Pico de Orizaba a esa altura. Creemos que esto ayudará a introducir árboles en Marte. En la zona de transición de ese bosque (es decir, hasta donde llega) hay una temperatura promedio anual de 5° C, lo que significa que si queremos tener un bosque en Marte, en su zona ecuatoriana, allí debe haber una temperatura promedio anual de 5° C", concluyó.
 
 
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