El Califa Alrum Al-Rachid decidió construir un palacio que señalara la grandeza de
su reino. Reunió las mejores obras de arte, diseñó los jardines, seleccionó
personalmente el mármol y las alfombras,
Al lado del terreno escogido había una cabaña. Al-Rachid pidió a su ministro que
convenciera al dueño para vendérsela, para ser demolida.
El ministro lo intentó sin éxito, pues el viejo dijo que no quería desprenderse de
ella.
Al saber la decisión del viejo, el Consejo de la Corte sugirió que simplemente lo
expulsaran del lugar.
- No – respondió Al-Rachid. Pasará a formar parte de mi legado a mi pueblo.
Cuando vean el palacio dirán: él fue un hombre que trabajó para mostrar la belleza
de nuestra cultura.
Y cuando vean la cabaña, dirán: él fue un hombre justo, porque respetó el trabajo
de los demás"...
No hay comentarios:
Publicar un comentario